sábado, 21 de abril de 2012

La tarea del cuidador Domiciliario es un conjunto de servicios de carácter social y apoyo a la salud, dirigido a aquellas personas mayores de 60 años, discapacitados, enfermos crónicos y terminales; intentando elevar la calidad de vida, no sólo del paciente beneficiario, sino la de su familia. Manteniéndolos en su hábitat natural, insertos en la comunidad y conservando sus roles familiares y sociales.

Dentro de las actividades que se realizan , se encuentran las tareas vinculadas con la higiene y adecuación de hábitat para prevenir enfermedades y accidentes en las personas que viven o permanecen solas mucho tiempo.

También preparan la dieta de alimentos a partir de la correcta utilización de los recursos disponibles, apuntando al logro de una buena nutrición, siguiendo, en todos los casos, las indicaciones médicas, llegando a la ingesta asistida cuando lo requiere el estado de salud del beneficiario.

Efectúan curaciones de escaras y úlceras, así como todo tipo de tarea vinculada a primeros auxilios.

Apuntando a lo vinculado con la autoestima del paciente, hacen tareas de recreación, afeitado y pedicuría.

En pacientes postrados o con secuelas de accidentes cerebro vasculares, así como también en parapléjicos y cuadripléjicos, siempre indicados por kinesiólogos y traumatólogos, hacen tareas de rotación, masajes y movilización, para acelerar la rehabilitación o para detener los procesos atrofiantes.

Los acompañan para que comiencen, continúen y terminen tratamientos médicos, concurran a lugares de esparcimiento y encuentros de personas mayores adultas o discapacitadas y a la realización de distintos trámites.

Uno de los aspectos fundamentales de su tarea, consiste en fortalecer los lazos familiares o el intento de restituir los mismos; también encaran el establecimiento de los lazos solidarios con los vecinos y la comunidad en general.